De pie, miraba la ventana, profundamente. ¿Cómo fue que ese árbol se ha metido en la casa?, así se preguntó, rígido, martillando la idea, sin correr la mirada.
Seguían su camino de viento: el polen, las semillas, las nubes, la enramada. Estaba concentrado en el aroma intenso de la tierra antes de la lluvia; mientras seguía golpeando, un silbo de tormenta, los marcos de la sala. Un cimarrón hirviente, apenas, le mojaría los labios.
¿Cómo es que llegó?, ¿cómo detenerlo?, ¿cómo hacer que seque su raíz? Podía imaginar las ruedas de la silla, la inclinación de la cama, un jarrón con flores, un tambor con gasas; él, que siempre estuvo viajando con la ausencia, no vio nunca el peligro que rondaba la casa; y volvía muy tarde para irse de nuevo, con la valija fuerte de risa y esperanza. Pero se iba siempre, y se iba lejos y el tiempo lo esperaba mojándole los ojos a la escoba, al delantal, a la plancha, al tarro de galletas lleno de caramelos. Y él se iba siempre queriendo regresar cuando disponga el tiempo. Y el tiempo se enredaba, y dejó de menstruar e invitó a la calvicie, a los kilos de más, a una tortuga para que deje el cuero en la luz del cristal. Y el espejo empañado se cansó de esperar.
Así fue todo aquello, era más lindo afuera cuando la fuerza joven lo mantenía vital, volver era una carga, qué apuro habría tenido.
Ahora hay un árbol que está creciendo adentro y no se puede hachar. Ahora se pregunta porqué no se quedaba; de verdad es cierto que amaba regresar.
Un susurro atormenta, un silencio cubre el espacio que ronda el comedor, que silba la noche, que oxida las puertas, un abismo helado tiene partitura de caballos negros tirando de un carro; y en lo más oscuro de los pensamientos, se corta el silencio, se llena de pájaros, cuando desde el centro de la habitación, una voz chiquita le abraza la pena, dolida de adentro, la cama inclinada, aroma de flores, que rueda entre sillas, hábil como antes, delantal y escoba, la plancha en las manos, la olla de sopa, con un costurero que, aún, tiene en la cómoda, dispuesta socorre y surce, ¿Querés que lloremos juntos?, todavía podemos hacerlo.
Laura ORORBIA©
& & & Laura Ororbia & & & & & & Laura Ororbia & & &
20 Ago. 2011 17:00
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14 comentarios:
Su poesía me ensalma, por ese carácter críptico, de coger entre versos la puntada que me diga de la costura. Su poesía se apertura para una poliformía de interpretaciones. EStos versos, tienen el sentido, para mi, de quiern a ,pesar de tantos regresos, prefería la errancia, pero algún día regresó y echó raíces.Cómo se dio tal evento...he ahí la pregunta... UN abrazo desde tierras colombianas. Carlos
Me hiciste caer la madíbula, cada día un escalón más arriba, así vale la pena tomar el lápiz, desmenuzar sentimientos y dar a conocer tanto vuelo.
Cariños Lau
Pasamos de nómadas a ermitaños y de regreso si deseamos que los dados rueden.
Un susurro atormenta, un silencio cubre el espacio que ronda el comedor, que silba la noche, que oxida las puertas, un abismo helado tiene partitura de caballos negros tirando de un carro;
me ha encantado esta frase, retumba en mi cabeza, esos caballos negros...
muy bello relato, enhorabuena
saludos desde el maestrazgomagico.blogspot.com
RAUL
Qué hermoso texto Laura, es muy sugerente y está lleno de sensibilidad.
Un abrazo!!
Cuando regresamos, por raro que parezca todo ha cambiado. No obstante pertenecemos al lugar y el lugar no deja de llamarnos toda la vida. Por otra parte (y dando gracias) siempre nos espera alguien. Tomemos su mano y adentremonos. Un beso Laura.
Me has dejado sin palabras...realmente magnífico,
mis sinceras felicitaciones
saludos
¡Qué difícil me resulta estar profundamente de pie! Es bromaaaaa.
Me dolieron, maternalmente, esa olla, costurero y delantal... y ser tan consciente del rol que se le había adjudicado, que leer novelas era rechazado por ella misma porque le quitaba tiempo para terminar las tareas de la casa. Muy triste.
Besito.
He leido detenidamente este post... tiene palabras llenas de cariño y ternura como queriendo abrazar a todos con estas letras... una gran sensación que me ha tenido a la espectativa... :) besitos **
A pesar de todo, siempre se rescata algo para compartir, aunque màs no sea la desdicha.
Excelente relato Laura.
Felicitaciones.
A veces, el mundo se empeña en meterse dentro de nosotros... En esos casos, es muy conveniente tener a mano a una persona que haya accedido a llorar con nosotros cuando esos momentos llegan...
Un abrazo, amiga
¿Por qué no me quedé cuando empezaste a crecer? Ahora no te reconozco...y no puedo regresar en el tiempo; tampoco podré negarlo ni hacharlo.
En fín, eso me dice tu espléndido poema.
Un beso,
Un esplendido texto, lo repito estás madurando maravillosamente en tus textos, te sigo con gusto al leerte, me pongo al día , besos
Es bello este texto tuyo Laura, sin remilgos, directo al afecto, un abrazo cálido,
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